IV DOMINGO DE CUARESMA «Lætare»
- 2 Cron 36, 14-16. 19-23. La ira y la misericordia del Señor serán mani- festadas en el exilio y en la liberación del pueblo.
- Sal 136. R. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
- Ef 2, 4-10. Muertos por los pecados, estáis salvados por pura gracia.
- Jn 3, 14-21. Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él.
Dios es luz y nosotros necesitamos esta luz para comprendernos como obra suya y comprender a los demás. Es la vista espiritual de una fe gozosa que se entrega y que recuerda agradecida la misericordia de Dios que se manifiesta a través de Jesús y su palabra. Somos obra suya y estamos destinados a la vida eterna. Jesús es la luz que ilumina las tinieblas de nuestra vida y de nuestro mundo, para que nos sintamos no juzgados ni condenados, sino salvados por su amor. Por eso Jesús tiene que ser elevado en la cruz de igual modo que una lámpara tiene que ponerse en un lugar visible.
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