Los pesimistas
Ciertamente los medios y sectores críticos, que ya habían sacado sus propias conclusiones sobre esta visita del papa Francisco a Chile y a Perú antes de que comenzase, han confirmado sus propias sospechas. Han visto que los lugares seleccionados para las grandes concentraciones se quedaban vacíos, que el pontífice no ha sido lo suficiente explícito sobre los problemas de la iglesia local o que se ha rodeado de las algunas personas que, cuanto menos, son cuestionables.
Ahora bien, Francisco no evitó pronunciarse sobre los abusos de pederastias incluso reuniéndose con las víctimas, ha hablado claro –podemos decir que incluso dando nombres y apellidos– sobre el obispo Juan Barros, no ha evitado hablan claro ante los diferentes pueblos indígenas y no ha dudado en mostrar su simpatía por determinados ejemplos de creyentes…
Los optimistas
Las visitas papales, por mucho que Francisco agradezca la calurosa y colorida acogida que los pueblos de Latinoamérica, siempre le dispensan van cargadas de contenido. Tras las banderas y las coreografías, el pontífice ha aterrizado en estas tierras muchas de las consignas pastorales de su pontificado. Con dar un repaso al completo seguimiento que Vida Nueva ha ofrecido de la visita a estos dos países, nos damos cuenta de ello.
El Papa ha repudiado el feminicidio en una celebración mariana, ha pedido enseñar a pensar de manera integradora a la universidad católica; a los consagrados que se ensucien las manos; a las contemplativasque no teman ser descaradas en lo que a oración se refiere; a los obispos que sean más callejeros; a los políticos que frenen la decadencia a la que llevan a las sociedad a las que deben servir; a los jóvenes les ha pedido que no maquillen ni ‘photoshopeen’ el corazón y que desbloqueen la contraseña que cambiará el corazón y que les separa de los demás… Todo esto, dejando bodas de altos vuelos a parte.
Los titulares son muchos, pero detrás de ellos han tareas concretas para la Iglesia de hoy.
Los indiferentes
Ademas de los reaccionarios y los entusiastas, quien siente inquietudes por los problemas sociales que viven tanto Chile como Perú, pueden haber encontrado en Francisco algo más que el aliento de un jefe de estado que viene con la mente puesta en las oportunidades comerciales del futuro, a corto o medio plazo.
La cercanía ante los pueblos indígenas encontrará su continuidad efectiva en un revolucionario Sínodo Panamericano en 2019, las inquietudes de los jóvenes están llamadas a resonar a partir de octubre en al aula del sínodo en el Vaticano, el desencanto ante una Iglesia que se ha alejado de los problemas de los más débiles encuentra ahora el impulso de Evangelii Gaudium…
Hace falta, de vez en cuando, un viaje por América para recordarnos, como dijo Francisco en Iquique (Chile) que “cada uno de nosotros puede ser parte del milagro para otros”.
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