XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
- Ez 18, 25-28. Cuando el malvado se convierte de la maldad, salva su propia vida.- Sal 24. R. Recuerda, Señor, tu ternura.
- Flp 2, 1-11. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.
- Mt 21, 28-32. Se arrepintió y fue. Los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios.
Dios manifiesta especialmente su poder con el perdón y la misericordia (Co). Por eso, el Señor enseña el camino a los pecadores (Sal resp). Y si el malvado recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá (1 Lect). Todos somos pecadores y debemos escuchar la voz del Señor que nos llama a la conversión. Seamos sencillos y creamos en Jesucristo, nuestro Salvador (Ev). Y tengamos los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús, dejándonos llevar por la humildad, considerado siempre superiores a los demás. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, pasando por uno de tantos (2 Lect).
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