Su Santidad el Papa Francisco, en su Viaje Apostólico número 20, a Colombia, celebró el jueves 7 de septiembre, la primera Misa junto al pueblo colombiano en el Parque Simón Bolívar de Bogotá. El lema de la Homilía: “Constructores de la paz, promotores de la vida”.
El Santo Padre recuerda primero el mar, como metáfora de la inmensidad: para los pescadores de Galilea, fuente de toda esperanza y origen de toda frustración por los esfuerzos vanos.
“Ese día, Jesús tiene detrás de sí, el mar y frente a Él, una multitud – una marea humana - dice Papa Francisco interpretando las palabras del Evangelio de San Lucas - que lo ha seguido porque sabe de su conmoción ante el dolor humano... y de sus palabras justas, profundas, certeras. Todos ellos vienen a escucharlo, la Palabra de Jesús tiene algo especial que no deja indiferente a nadie; su Palabra tiene poder para convertir corazones, cambiar planes y proyectos”.
El Papa habla después al pueblo colombiano de sus dificultades, de las oscuridades a las que se enfrenta por la falta de justicia humana y “los intereses personales o grupales, que consumen de manera egoísta y desaforada lo que está destinado para el bienestar de todos”. “También la Iglesia en Colombia sabe de trabajos pastorales vanos e infructuosos- recuerda Papa Francisco - , pero como Pedro, somos capaces de confiar en el Maestro”.
El mandato de Pedro, es echar las redes “como aquellos en vuestra patria que han visto primero lo que más urge, aquellos que han tomado iniciativas de paz, de vida” – alude el Papa a los principales actores en el proceso de paz -. Pero no sólo ellos, la comunidad colombiana está llamada a ser una red fuerte y vigorosa “que congregue a todos en la unidad, trabajando en la defensa y el cuidado de la vida humana”. “Hombres y mujeres convertidos en discípulos que, con un corazón verdaderamente libre, sigan a Jesús.”
Como los pescadores en el mar, hace falta hacernos señas unos a otros “volver a considerarnos hermanos, compañeros de camino, socios de esta empresa común que es la patria” termina Francisco y concluye “Pedro sabe de sus fragilidades, de sus idas y venidas, …sabe la historia de violencia y división…. Pero al igual que a Simón, Jesús nos invita a ir mar adentro, nos impulsa al riesgo compartido, a dejar nuestros egoísmos y a seguirlo. A perder miedos que no vienen de Dios, que nos inmovilizan y retardan la urgencia de ser constructores de la paz, promotores de la vida.”
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