“…quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre…”
Buenos días Señor a Ti el primero. ¡¡Feliz Jueves nos de Dios!! "Es nuestro Dios.."
Señor Jesús, muchas de tus palabras parecen maravillosas y otras escandalosas. ¡Cómo me remueven por dentro! Si hubieras dicho, Señor, lo que la gente quería escuchar en cada momento y hubieras hecho lo que se esperaba de Ti, Señor, no hubiera acabado en la cruz. Pero no hubieras cumplido tu misión, no nos habrías mostrado el amor infinito del Padre, no nos hubieras enseñado el camino de la vida, no nos hubieras salvado.
Señor haznos valientes para no acallar y esconder la parte del evangelio que nos molesta, que nos molesta, si nos habla de sacrificio, de fidelidad, de castidad, de obediencia, de martirio, de injusticia, de solidaridad... Haznos valientes, en Ti Señor, como Tú, y que no estemos pendientes de lo números. Haz fuertes para vivir tu voluntad y no la nuestra…y así cumple tu misión. Sin miedo Señor… o con miedo pero en tu camino…
Dame fe, Señor. Y que sienta el brotar de una nueva vida, cuando te palpo por la oración y la Eucaristía. Dame fe, Señor. Y elévame cuando, postrado en mil problemas, tengo la sensación de que se impondrán a mis posibilidades de hacerles frente.
Dame fe, Señor. Porque la fe es ver lleno el vacío. Porque la fe es confiar en lo prometido. Porque la fe es levantarse aún a riesgo de volver a caer.
Dame fe, Señor. Y que me levante para siempre escucharte, y que me levante para nunca perderte. Porque la fe, es poner a Dios en el lugar que le corresponde. Porque la fe, es atisbar luz donde algunos se empeñan en clavar sombras.
Dame fe, Señor. Y, cuando algunos me den por muerto o vencido, grítame a lo más hondo de mi conciencia: ¡A ti te lo digo! ¡Levántate! ¡Gracias, amigo y Señor de la vida!
Señor, esta epidemia no es un castigo tuyo. Tú eres el Bien, sin mezcla de mal, y la fuente de todo bien. Tú te dedicas a perdonar, a salvar, a resucitar… Tú haces salir tu sol sobre malos y buenos y haces caer tu lluvia sobre justos e injustos. Sabes que no podemos entender cómo permites tanto sufrimiento y te pedimos que nos ayudes a aprender de esta dolorosa situación.
Nos creíamos fuertes, capaces de todo, y ahora descubrimos que hemos perdido la capacidad de nuestros mayores para hacer frente a las adversidades; ahora sabemos que somos frágiles y, al mismo tiempo, importantes y necesarios. Creíamos que podríamos ser felices sin depender de nadie y ahora nos damos cuenta de que estamos en la misma barca, todos llamados a remar juntos y a confortarnos mutuamente.
Creíamos que el dinero, la prisa, la fama, la apariencia, los discursos, los títulos, los entretenimientos y los caprichos podrían calmar o anestesiar nuestro deseo de felicidad plena… y ahora nos damos cuenta de que sólo vive de verdad el que ama, el que da espacio al silencio, el que cuida sus sentimientos y deseos, el que sirve y se pone en riesgo por el bien del prójimo.
Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material. No nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta, gravemente enfermo. Hemos continuado la vida, imperturbables, como si todo fuese normal, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo. En definitiva, no nos hemos detenido ante tus llamadas.
Con la tempestad hemos comprobado que la oración no es un gran paraguas que nos protege de las desgracias, que nuestras plegarias no son fórmulas mágicas para ahuyentar la peste. En esta situación, aprendemos que la oración nos permite sentir que nos acompañas siempre, que Tú disipas nuestros miedos, que Tú nos sostienes y guías, como las estrellas a los antiguos marineros, y nos ayudas a separar lo que es necesario de lo que no lo es. La oración nos permite experimentar que Tú conviertes en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso la muerte de nuestros seres queridos; que Tú das la serenidad, a los que somos sacudidos por las tormentas, y la vida eterna, a quienes han llegado a la otra orilla.
Entra, Señor, en nuestra pequeña barca, zarandeada. Sólo Tú puedes darnos paz en la tormenta. Amén.
Buenos días te doy. Si miro a tus ojos el Amor nos une en el Señor. Buenos días te doy.
“…yo lo conozco y guardo su palabra…”
¡¡Feliz Miércoles nos de Dios!!
Señor hazme fuerte para hacer tu voluntad AMEM
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarPreciosa la oración de hoy sobre la fe y la esperanza en el Señor. En esta situación "de tormenta" que vivimos, sólo El nos dará la serenidad que necesitamos mientras llega la calma.
Hoy me quedo con estas palabras: "Sin miedo Señor… o con miedo pero en tu camino…". Y con la canción de la hermana Glenda (¿por qué tengo miedo?), que me encanta.
Dame fe Señor
ResponderEliminarCuántas verdades sobre nuestra vida hoy!!!. Señor, ayúdanos a tener más fey que salgamos reforzados y positivos de esta situación. Gracias Manolo
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