"Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres"
Buenos días Señor a Ti el primero. «Seréis libres» ¡¡Feliz Miercoles nos de Dios!!
Sorprende, Señor, cuando nos dices “seréis libres”. Los contemporáneos, como nosotros en muchos momentos, se creían libres, porque decía ser hijos de Abraham e hijos de Dios. Se creían libres. Nos creemos libres y sin embargo somos esclavos de tantas cosas, de tantas rutinas, de tantas cosas insignificantes... Las circunstancias que estamos viviendo con motivo del Coronavirus hace que nos preguntemos: ¿somos libres de verdad?
Nuestro pecado nos hace esclavos. El pecado amarra nuestra voluntad y nuestros sentimientos, encadena nuestra libertad y nuestra felicidad, arruga el rostro y el corazón. Y lo hace con tanta maestría, que incluso nos da alguna pequeña satisfacción para poder esclavizarnos mejor. Señor, ayúdanos a descubrir la maldad del pecado. Perdona Señor nuestra convivencia con el pecado. No basta, Señor, con saber que somos hijos de Abraham e hijos de Dios, hay que vivir como tales: acogiendo a Jesucristo en el corazón y para que Él transforme nuestra existencia.
Señor, desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Están vacías nuestras plazas, calles y jardines. La preocupación se deja sentir en palabras, gestos y miradas. Pero nos animan tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. Es la fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas entregas. Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show; pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas... y tantos hombres y mujeres, que han comprendido que nadie se salva solo. Cuánta gente, cada día, demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico, sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar esta crisis, readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras. Gracias, Padre, por tantas personas que llenan de luz este momento de oscuridad. Ayúdame, ayúdanos a todos a seguir su ejemplo; a despertar y a activar esta solidaridad y esta esperanza capaz de dar fuerza, consuelo y sentido en estas horas difíciles.
Buenos días te doy. Si miro a tus ojos el Amor nos une en el Señor. Buenos días te doy.
“…la verdad os hará libres…”
¡¡Feliz Martes nos de Dios!!
Señor ayúdanos como tú sabes feliz Miércoles AMEN cuidate
ResponderEliminar"La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras. Gracias, Padre, por tantas personas que llenan de luz este momento de oscuridad".
ResponderEliminarMe quedo con estas dos frases de hoy que sirven de acicate para mi vida diaria.
GRACIAS, Manolo, por tus reflexiones de la Palabra.
Mucha fuerza a todas las personas que se están entregando para combatir el virus en todas las facetas. Hoy el aplauso de las 8 será para todos ellos, incluidos los sacerdotes, el mío para ti especialmente, Manolo
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