- Éx 17, 8-13. Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel.
- Sal 120. R. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
- 2 Tim 3, 14 — 4, 2. El hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.
- Lc 18, 1-8. Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él.
La oración a Dios, especialmente la de petición, debe estar basada en la máxima confianza en Dios: «Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras. Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme» (ant. de entrada). Pero muchas veces nos desanimamos porque parece que Dios no nos escucha. Por ello debemos oír con atención el Ev. de hoy, en el que el Señor nos dice que debemos orar siempre sin desfallecer. Pero muchas veces nos falta la fe, y serán ella y la confianza en Dios las que nos ayudarán a orar siempre, máxime cuando tenemos por mediador no ya a Moisés (cf. 1 lect.) sino a Jesucristo, sabiendo que Él nos guarda de todo mal ahora y por siempre (cf. sal. resp.). Pidámosle todos los días que aumente nuestra fe.
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