XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
- Sab 11, 22 — 12, 2. Te compadeces de todos, porque amas a todos los seres.
- Lc 19, 1-10. El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad (cf. sal. resp.). La misericordia del Señor es tema funda- mental de la liturgia de hoy. Esa misericordia es fruto del amor que Dios tiene a todos los seres. Corrige poco a poco a los que pecan y les recuerda su pecado para que se conviertan y crean en Él. El Ev. es un ejemplo concreto que demuestra que el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. De Jesús parte la iniciativa de hospedarse en casa de Zaqueo, jefe de publicanos y rico, que a raíz de eso se convirtió. Así nosotros, como testigos de la misericordia, no podemos despreciar a nadie por sus pecados, ni estar encerrados en las sacristías, sino que tenemos que salir a acercarnos a los alejados para que se conviertan al Señor.
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