domingo, 30 de octubre de 2022

EN LA PARROQUIA "SAN JUAN PABLO II" CELEBRAMOS ON-LINE y PRESENCIAL LA EUCARISTÍA DEL MARTES DÍA 1 DE NOVIEMBRE "TODOS LOS SANTOS" A LAS 12:30h y LA EUCARISTÍA DEL MIERCOLES DÍA 2 DE NOVIEMBRE "CONMEMORACIÓN DE TODOS DIFUNTOS" A LAS 20:00h

EUCARISTÍA DEL MARTES DÍA 1 DE NOVIEMBRE "TODOS LOS SANTOS" A LAS 12:30h

Solemnidad de Todos los Santos, que están con Cristo en la gloria. En el gozo único de esta festividad, la Iglesia Santa, todavía peregrina en la tierra, celebra la memoria de aquellos cuya compañía alegra los cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la dicha de su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión eterna de la divina Majestad (elog. del Martirologio Romano).

- Ap 7, 2-4. 9-14. Vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas.

- Sal 23. R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

- 1 Jn 3, 1-3. Veremos a Dios tal cual es.

- Mt 5, 1-12a. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.


La celebración de hoy nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad, a gozar un día plenamente del cielo con la muchedumbre inmensa que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas (1 lect.). Hacia esa Jerusalén celeste nos encaminamos alegres, guiados por la fe y contemplando a los que ya están allí, encontramos ejemplo y ayuda para nuestra debilidad (cf. Pf.). Allí esperamos ver a Dios tal cual es porque entonces seremos semejantes a él (2 lect.). El Ev. nos presenta la vivencia de las Bienaventuranzas como camino concreto de santidad y termina diciéndonos que, en medio de los insultos o persecuciones por la fe, estemos alegres y contentos porque nuestra recompensa será grande en el cielo. La eucaristía es la mesa de la Iglesia peregrina que nos anticipa ya el banquete del reino de los cielos (orac. después de la comunión).


EUCARISTÍA DEL MIERCOLES DÍA 2 DE NOVIEMBRE "CONMEMORACIÓN DE TODOS DIFUNTOS" A LAS 20:00h

Conmemoración de todos los fieles difuntos. La santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna (elog. del Martirologio Romano).





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