XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
- Zac 9, 9-10. Mira a tu rey que viene a ti pobre.
- Sal 144. R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
- Rom 8, 9. 11-13. Si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.
- Mt 11, 25-30. Soy manso y humilde de corazón.
El Señor es clemente y misericordioso, es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas (Sal resp). Esa bondad de Dios se manifiesta plenamente en Jesucristo, en quien se cumplió la profecía de Zacarías: «el rey que viene, pobre y montado en un borrico» (1 Lect). Cuando estemos agobiados y cansados por las vicisitudes de la vida, acudamos a él llenos de confianza respondiendo a la llamada que nos hace: «Venid a mí», y aprendamos de él que es manso y humilde de corazón. Así, desde la sencillez, podremos acoger la revelación de las cosas de Dios (Ev).
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