miércoles, 25 de octubre de 2017

RECUPERAR LA BELLEZA DE LA SENCILLEZ


Adilia Estrada
Hace unos días celebrábamos la festividad de San Francisco de Asís, un hombre que vivió hace muchos años, y que en pleno siglo XXI sigue inspirando una propuesta de vida para personas valientes. Sí, la propuesta de Francisco de Asís es para quienes están abiertos para descubrir el regalo de Dios en la creación, para cuidarla y protegerla de forma valiente. Se necesita ser valiente para ir contracorriente, ante la dinámica de consumo e individualismo que impera en la sociedad actual.
El papa Francisco, en la encíclica Laudato Sí, nos recuerda que San Francisco de Asís es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Francisco era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo (Laudato Sí, 10).
Francisco de Asís y sus hermanos, sin pretenderlo, establecieron un modelo de vida diferente y alternativo al de la sociedad de consumo, poder y acumulación; por eso, recuperar la Sencillez significa volver a lo esencial y bello de la vida, a la autenticidad del ser humano.
Para Francisco de Asís, la sencillez es también sinónimo de sinceridad y unidad. Sinceridad entendida como coherencia de vida (“La verdadera enseñanza que trasmitimos es lo que vivimos; y somos buenos predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos”). Del mismo modo la unidad: unidad entendida como parte de la creación de un solo Dios, en la que es capaz de abrazar a la Tierra como una Hermana más. La sencillez viene de Dios, y puede verse en Francisco, no como una cualidad humana, sino como un Don de Dios, fruto de la contemplación y de la apertura a la creación y meditación. ¡Era tan bella y confortable aquella atmósfera de sencillez que él acertó a crear en torno a sí! Sencillez en las mutuas relaciones de los hermanos, sencillez en la apertura fraterna, sin doblez ni fingimiento, sencillez en la obediencia pronta y en el ejercicio del mando, sencillez en la comunicación externa. «En tal medida estaban repletos de santa simplicidad -escribe Celano-, tal era su inocencia de vida y pureza de corazón, que no sabían lo que era doblez; pues, como era una la fe, así era uno el espíritu, una la voluntad, una la caridad; siempre en coherencia de espíritus, en identidad de costumbres; iguales en el cultivo de la virtud; había conformidad en las mentes y coincidencia en la piedad de las acciones» (1 Cel 46; cf. 1 Cel 30).
Hoy en día la sencillez también puede ser entendida desde la solidaridad, la cooperación y la preocupación por los hermanos más necesitados y excluidos del sistema actual, sencillez orientada por la reivindicación de la justicia social y la paz para todos los pueblos de la tierra. Sencillez donde todos los seres humanos puedan disfrutar de los bienes producidos por la hermana Tierra, donde todos los niños y niñas tengan acceso a una educación, al agua potable; en definitiva, sencillez de corazón y de compromiso con la sociedad.
Imaginando otra mirada desde la sencillez, podremos descubrir otros modelos alternativos de consumo, donde se pueda discernir si es necesidad o deseo, donde se pueda vivir con menos para que otros puedan vivir mejor. Necesitamos recuperar la “Espiritualidad de la Sencillez” para valorar lo esencial de la vida. La campaña de Cáritas Española del 2011/2012 nos invitaba a concienciarnos sobre el valor de la sencillez con este lema: “Vivir sencillamente para que otros, sencillamente puedan vivir”. Esta campaña, que no pasa de moda, es una llamada al cambio en nuestro estilo de vida y forma de actuar. Desde América Latina, se acoge el modelo del Buen Vivir, que se plantea como una oportunidad para construir otro tipo de sociedad, sustentada en la convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza.
Estamos en un momento propicio para abrazar el regalo de la sencillez y de la creación, necesitamos cómplices en la aventura del cuidado de la Hermana Tierra. ¿Te animas?

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