XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
- Is 22, 19-23. Pongo sobre sus hombros la llave del palacio de David.
- Sal 137. R. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
- Rom 11, 33-36. De él, por él y para él existe todo.
- Mt 16, 13-20. Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos.
De manera análoga a como en el Antiguo Testamento se entrega- ban las llaves del palacio a los jefes o responsables, como signo de autoridad, así Cristo le dice a Pedro que le dará las llaves del reino de los cielos y que sobre él edificará su Iglesia. Pedro —y sus sucesores— es el garante de la fe de la Iglesia en Jesucristo, como Hijo de Dios, Mesías, Salvador, y también el eje visible de la unidad de la Iglesia. La eucaristía nos hace crecer en la uni- dad y la paz con Cristo y su Cuerpo, la Iglesia (cf. So). Por eso la celebramos siempre en comunión con el papa y los sucesores de los Apóstoles, los obispos.
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