XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
- Jer 20, 7-9. La palabra del Señor me ha servido de oprobio.
- Sal 62. R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
- Rom 12, 1-2. Presentad vuestros cuerpos como sacrificio vivo.
- Mt 16, 21-27. Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo.
Como Jeremías y otros profetas del Antiguo Testamento sufrieron por ser fieles a su vocación de anunciar la Palabra de Dios (1 Lect), así también nuestro Señor Jesucristo sufrirá la persecución y la muerte en cruz por parte de las autoridades judías y romanas. Y si esto es así, los que quieran ser discípulos de Cristo, no podrán buscarse a sí mismos sino que tendrán que negarse a sí mismos cargando con su cruz, perdiendo su vida por él, para así encontrarla (Ev). Hay, por tanto, que vencer la tentación de utilizar la religión en provecho propio. Buscando así su voluntad en todo, seremos sacrificio vivo y agradable a Dios.
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