III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
La historia del profeta Jonás nos dice que hasta el más pecador, el mayor enemigo, el que nos ha hecho daño, puede convertirse, y Dios siempre se compadece ante el arrepentimiento. Con el Salmo le pedimos a Dios que nos enseñe sus caminos de miseri- cordia, y así oriente nuestros actos según su voluntad. San Pablo nos recuerda que para estar siempre en el camino de la conver- sión tenemos que comprender que este mundo se acabará, por eso no podemos apegarnos a él. El Evangelio que Jesús proclama y al que llama es una buena noticia que invita a la conversión, a volverse hacia el reino de Dios.
DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS (mundial y pontificia): Li- turgia del día, alusión en la mon. de entrada y en la hom., inten- ción en la orac. univ.
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