IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
- Dt 18, 15-20. Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca.
- Sal 94. R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
- 1 Cor 7, 32-35. La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, de ser santa.
- Mc 1, 21b-28. Les enseñaba con autoridad.
En Jesús se cumple la profecía que escuchamos en la primera lectura, pues Jesús manifiesta el poder de Dios a través de sus enseñanzas. Queremos escuchar hoy su voz y adorarle con toda nuestra alma. Su autoridad y su poder son la autoridad y el poder de Dios. El poder creador, pues el mundo es obra suya, y tam- bién el poder salvador y liberador, pues somos criaturas suyas y ningún poder opuesto a Dios debe separarnos de su miseri- cordia. Esto es lo que se manifiesta en Jesús cuando habla con autoridad, y con esa misma autoridad expulsa los demonios que nos someten y nos impiden amar a todos con afecto espiritual.
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